miércoles, 24 de marzo de 2010

Me han preguntado si sigo consumiendo droga...

Me han preguntado si sigo consumiendo droga. La respuesta es no. Hace dos años y tres-cuatro meses que no la consumo.
Me han preguntado si sufro. No, no sufro.
Me han preguntado si ya encontré trabajo. Sí, desde hace dos meses me reincorporé a una empresa que quiero, que respeto: Televisa, y estoy como reportero de espectáculos en La Oreja y en Con todo. Felizmente lo digo: amo esta chamba.
Y quizá usted pensará, al igual que mi familia, lo mismo que mis amistades cercanas: ¿otra vez a lo mismo? ¿Al mismo ambiente? Y, debo decirlo, si alguien de mis afectos cercanos se angustia, es bronca de él, de ella, de quienes teman que yo recaiga.
Y no es que me importe poco, pero si se preocupan, es cosa de ellos, no mía. Yo tengo claro qué quiero y qué no quiero. Y tengo claro que no quiero convencer a nadie: yo lo estoy y eso me basta.
Sí, porque, a diferencia de lo que se pudiera creer, pensar, deducir, inferir… el medio artístico es igual que todos los demás medios: compuesto por personas con debilidades, con virtudes, fortalezas, vicios.. Es decir, es lo mismo que en todos lados: hay seres humanos, punto.
Y yo soy uno de ellos.
Y soy uno que no quiere estar mal, uno que no quiere meterse de nuevo al infierno de las drogas, a ese abismo lento y prolongado en el que uno va cayendo como en una pesadilla.
Mis pasos son los que me trajeron hasta este punto en el que puedo decidir, yo y nadie más que yo: qué es lo correcto en mi vida. Lo correcto para mí, lo correcto para mi persona, para mi salud, para mi tranquilidad, mi equilibrio, mi espiritualidad…
Y sinceramente le cuento que en verdad no pienso en el medio como lo pintan: lleno de vicios privados y virtudes públicas. Eso, no nos escondamos en esa careta de suedo moralina: eso se ve en todos lados, a todas horas…
Vengo a descubrir que el medio no es el que nos hace o nos forma en una actitud, sino que es la actitud con la que ingresemos a ese medio el que nos salv o nos hunde. Otra vez: que uno forja su destino, hoy, mañana, siempre.
Y porque, sinceramente, en mis andanzas por la vida trabajé en un lugar donde se impartían cursos de superación personal y ahí el gerente me regaló droga, el dueño tenía sus verdades a medias y sus lados oscuros, muy oscuros, y hasta algunos de sus colaboradores eran declarados consumidores de lo mismo: droga…
Ni viene al caso contar de quién hablo. Pero eso me dio la pauta de que uno no debe prejuzgar al medio, ni a la persona. Y me enseñó que cuando uno en verdad asume qué es lo que quiere hacer en la vida, y hacerlo por el resto de su vida, no habrá ventisca ni infierno que puedan tirar por la borda ese grandioso placer de hacer lo que uno quiere. Sea lo que sea.
Hoy, por eso, con la humildad del que ya sabe que no es más que nadie, que sabe que tampoco es menos que nadie, que simplemente es distinto en la forma y a veces en el fondo, regreso al medio que amo, que respeto, que conozco: el medio artístico de este país, que está lleno de gente igual que uno, on miedos, con inseguridades, que se disfrazan de frivolidad, a veces, de triunfo y gloria, otras, pero gente que en el fondo quiere hacer lo que todos queremos hacer: desempeñarnos en lo que nos mueve, en lo que no apasiona, en lo que nos hace sentir vivos.
Agradezco hoy a quienes m han escrito tantas y tantas cartas electrónicas: un abrazo a todos por las palabras de aliento, un beso a todos por los buenos deseos, y mi mano a quienes han entendió que uno puede pisar el infierno y salir de él, mi mano a los que crean que la vida es un regalo que se disfruta, no que se sufre.
Las cifras que informan sobre el incremento en el consumo de drogas no me hacen más que pensar en algo: hemos formado huestes de consumidores que están ansiosos por partirse la cara porque no les hemos enseñado a disfrutar la vida, porque les hemos impuesto reglas y normas que ni siquiera nosotros mismos somos consecuentes. Incongruencias entre lo que decimos y lo que hacemos, entre lo que pedimos y lo que damos.
No culpo a nadie, en serio. Cada uno controla sus pies, y sus pasos los llevarán a donde quieran.
¿Los míos? Los míos me están llevando a donde quiero: a ese placer de vivir en la li8bertad de elegir qué es lo que quiero vivir.
Y hoy quiero vivir de nuevo en el medio artístico, vivir como reportero de estos dos programas de televisión que se ven en México y Estados Unidos y América Latina.
Ya no tengo miedo, ya no tengo angustias.
Y hoy disfruto todo como pocos: si hay sol, si hay lluvia, si tengo hambre, si tengo sueño, si me enojo, si sonrío, y en mi cabeza pasan todos los pensamientos posibles día a día. El único que h desechado es el de una vida para sufrirla.
Ya no. Nunca más.
Se puede ser libre, muy libre. Sólo necesitas quitarte el miedo de serlo. Pero, de verdad, créeme, se puede.
NOTA DEL AUTOR: ésta entrega fue elaborada hace cerca de 6 años.

2 comentarios:

  1. Señor: trully, madly, deeply... y además, 100% de acuerdo, con la experiencia personal de provenir de un background tan distinto al tuyo. Me gusta, como escribe, oiga. Me gusta, cómo piensa, oiga... Mucho!

    ResponderEliminar
  2. Qué puedo decirle? Lo mismito opino sobre sus textos. Me gustan mucho. Y agradezco que sea usted lectora de este espacio netero de mi existencia.
    Y pronto, muy pronto, habrá netas muy claras sobre la nueva vida que estoy viviendo y que, pienso, viviré en compañía de alguien.
    Ya le contaré.

    ResponderEliminar

Trolls, favor de abstenerse. No son bienvenidos.