sábado, 24 de mayo de 2014

Producir cine con lana ajena. Cambio de ruta... cambio de estímulos, mejor

Que me corrijan los que saben de estas cuestiones, por favor.
Ayer fui a ver la película "Cambio de ruta" (debo confesar que, debido a que los otros estrenos estaban a tope, no nos quedó mejor opción, pues ya estábamos en el complejo de WTC), y al ver los créditos supe que esta película se filmó gracias los estímulos fiscales de la 226 y del Fidecine... o sea, con impuestos que las empresas patrocinadoras decidieron otorgar a este proyecto, y no al SAT... 
Neta, neta, neta, preferiría este dinero puesto en un arbotante, en un bache tapado, en mil cosas más, menos en una película de verdad mal hecha, aburrida, que ni termina de promover la Riviera Maya ni termina de contar una historia con la que cualquier ser humano promedio pudiera engancharse.
Pa' pronto: no alcanza el grado lastimero ni de consuelo que le llaman "palomera".
ES MI PUNTO DE VISTA y creo que el de muchos que abandonarán la taquilla en esta misma semana.
Y la duda, conocedores y expertos del cine nacional, cuáles son los filtros por los que debe pasar un proyecto de este magnitud que, entiendo, rebasa los 20 millones de pesos por apoyo de cada empresa participante?
Será que es tan simple jugar con la lana de las empresas, con los impuestos desviados a proyectos cinematográficos "culturales", cuando no se arriesga el peculio y aún, perdiendo, se gana? Porque todos cobraron un sueldo, estoy seguro.
Que devuelvan las entradas!
Y la lana!
No habría manera de comprometer al productor que usa estos estímulos a regresar siquiera la inversión? 
No se vale jugar así con el dinero ajeno, digo yo.
Pero, insisto, criaturitas, no soy el experto.
Explíquenme, si dije algo mal.