No hablaré de la historia. Es un clásico, y asumo que muchos lo conocen y, si no, pues se lo pierden. Luis G. Basurto plasmó, aquí, un México que no cambia, que sufre, que llora, que vive en la angustia de nunca ser y nunca estar.
Y, como buen clásico, en alguna parte de la trama, el amor
resuelve, salva, limpia.
Pero es tanto el dolor, tanta la miseria, que el desamor
también permea, pega, lastima, duele, lacera.
Así es “Cada quien su vida”, un retrato del inframundo de un
prostíbulo de los años… de cualquier año: dolor, desgarramiento, angustia,
sufrimiento, risas, canción y pasiones desbordadas.
Uno a uno, los personajes desfilan, desnudan su cuerpo y
alma, se descarnan, lastiman, golpean, sacuden, laceran al espectador y lo
llevan del baile a la carcajada, al espasmo.
Está hecho: el autor ya cumplió al dejar un texto limpio,
prístino, transparente, que con adaptaciones, algunas leves, se siente tan actual,
siempre.
El resto, es labor de un elenco que teje, borda, se
involucra y crea magia de la mano del director que, en 15 minutos, te tiene
comiendo en su mano y te viaja a una época, a un tiempo lejano, cercano,
actual, y te mete en circunstancia.
Así, las prostitutas, los padrotes, el cantinero, el mesero
y una orquesta en vivo te hacen sentir en un tugurio donde, la muerte es
salvación, alivio y sufrimiento.
Listo: un rompecabezas perfecto, limpio, que corre de
canción en escena, de escena en pelea, de pelea en baile y ahí te ves,
envuelto, sin poder moverte, sin poder hacer más que gozar-sufrir-gozar de un
trabajo impecable; de esos, que se antojan, marcarán pauta en el teatro
mexicano: Cada quien su vida.
Aplausos al productor que arriesga en un texto “viejo”, que
no compra franquicia de hechura fácil y dada; aplausos al director que te lleva
a las profundidades de un mundo que se antoja conocer, porque es actual: el político,
los maestros, la vida galante y sus penurias.
Aplausos al elenco que, con talento y unas tablas del tamaño
del Salón Los Ángeles, crean y recrean, en apenas dos horas, un espectáculo
conmovedor, en el mejor de los sentidos.
Aplaudir a uno, por sobre otros, no sería justo. Por eso, un
aplauso a todos, a todos, todos.
Cada quien su vida se convertirá en una de esas piezas que
causarán revuelo, levantarán ámpula por lo bien hecho, por la entrega, por la
pasión de sus hacedores, de sus protagonistas, de su gente detrás de escena y
la que ahí, en el plató, entrega lo mejor de sí, que es mucho, y se agradece,
siempre.
Cada quien su vida se presenta en el Salón Los Ángeles,
viernes y sábados, con dos funciones por día.
Produce Rubén Lara; dirige Enrique Pineda, y actúan: Raquel
Olmedo, Margarita Gralia, Ivonne Montero, Lourdes Munguía, Aída Pierce, Nora
Velázquez, Raquel Garza, Luz Ramos; Mauricio Islas, Alberto Rojas “El Caballo”,
Otto Sirgo, Erick Díaz, Ricardo Franco, Pepe Olivares, Alfonso Dávila y Pedro
Romo.