El lunes
28 recibiré un premio.
Y por más extraño que parezca:
Será un premio al amor.
Un premio a la pasión.
Un premio a la entrega...
Un premio al texto servidor que soy, que he sido, durante casi 29 años.
Un premio por este amor por el texto y la tecla.
Un premio por divertirme tantos y tantos años, con la misma gente, con la que se ha ido, con la que ha llegado; con la que siempre se queda, aquí en mis afectos.
Quisiera decir tanto, y apenas pongo un dedo en el teclado, me vienen de golpe todas las historias que he guardado: mi anhelo de ser periodista, mi llegada a este mundo en el que, apenas puse un pie en la redacción de El Heraldo de México, me enamoré de este oficio que ya amaba... y de las miles de aventuras que han ocurrido en estos casi 29 años de dedicarme de manera paralela al periodismo y al sano ejercicio del RP, desde aquellos años en que fui jefe de prensa de Salma Hayek, de Daniela Romo, de Mijares, de Televisa...
No acabaría nunca de contar tantas historias.
Sólo sé que vivo enamorado de mi trabajo, de mi oficio. Tanto, que le dedico mis días, mis horas, de lunes a domingo, desde hace mucho, muchos años. Así, tan dichoso me hace mi oficio de texto servidor.
Gracias a Mony Valencia que me propuso ante los directivos de la Global Quality Foundation, para entregar este reconocimiento que, esta noche, compartiré con dos personas que quiero, que admiro y respeto profundamente, como los son Carlos E. Chavez y Jesús Cisneros (a quienes no puedo etiquetar en este post; demet!).
Gracias, gracias, gracias, gracias a todos los que de una u otra manera han formado parte de este andar.
Especialmente a ti, Ximena, a quien dedicaré, como he dedicado siempre, este reconocimiento a mi trayectoria.
Sean felices, ternurines de luz sin foco.
Y por más extraño que parezca:
Será un premio al amor.
Un premio a la pasión.
Un premio a la entrega...
Un premio al texto servidor que soy, que he sido, durante casi 29 años.
Un premio por este amor por el texto y la tecla.
Un premio por divertirme tantos y tantos años, con la misma gente, con la que se ha ido, con la que ha llegado; con la que siempre se queda, aquí en mis afectos.
Quisiera decir tanto, y apenas pongo un dedo en el teclado, me vienen de golpe todas las historias que he guardado: mi anhelo de ser periodista, mi llegada a este mundo en el que, apenas puse un pie en la redacción de El Heraldo de México, me enamoré de este oficio que ya amaba... y de las miles de aventuras que han ocurrido en estos casi 29 años de dedicarme de manera paralela al periodismo y al sano ejercicio del RP, desde aquellos años en que fui jefe de prensa de Salma Hayek, de Daniela Romo, de Mijares, de Televisa...
No acabaría nunca de contar tantas historias.
Sólo sé que vivo enamorado de mi trabajo, de mi oficio. Tanto, que le dedico mis días, mis horas, de lunes a domingo, desde hace mucho, muchos años. Así, tan dichoso me hace mi oficio de texto servidor.
Gracias a Mony Valencia que me propuso ante los directivos de la Global Quality Foundation, para entregar este reconocimiento que, esta noche, compartiré con dos personas que quiero, que admiro y respeto profundamente, como los son Carlos E. Chavez y Jesús Cisneros (a quienes no puedo etiquetar en este post; demet!).
Gracias, gracias, gracias, gracias a todos los que de una u otra manera han formado parte de este andar.
Especialmente a ti, Ximena, a quien dedicaré, como he dedicado siempre, este reconocimiento a mi trayectoria.
Sean felices, ternurines de luz sin foco.