Bitácora de un silente.
Día 8.
Hace una semana estaba saliendo del quirófano.
Pareciera que fue hace mucho tiempo. Al menos, a mí me lo parece.
Hoy es mi último día de silencio.
Por prescripción médica, ya mañana podré hablar, cantar, recitar... Y tengo tantas ganas de decir tantas cosas! De ésas que de viva voz tienen su propio peso, su justa medida. Su infinito.
Mañana buscaré el viento para alcanzar su oído. El de ustedes, amables lectores, ternurines de luz sin foco que han estado aquí, aguantando mis historias.
Soy un hombre afortunado; como suelen decir, un consentido de Dios. Eso soy.
Eso somos.
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