sábado, 23 de marzo de 2013

"¿Qué haremos hoy?", preguntó la princesa...

Del otro lado del auricular, una vocecilla preguntó: -Y... qué haremos hoy?- "No sé, princesa; lo que tú quieras", respondió el interlocutor y fue en aquel momento en que el mundo se colapsó! Como en cámara lenta de cine moderno, donde todo parece suceder velozmente pero no, el rey sintió unas ganas tremendas de arrojar el celular por la ventana, de pedirle al tiempo que volviera, que un milagro lo salvara; lentamente se despegó el aurticular de la oreja, miró al teléfono, miró a la calle, al balcón, se sintió invadido de una cosa que creyó que todo el mundo lo observaba... y como en esas mismas películas donde la cámara lenta se desactiva y la acción transcurre vertiginosa, escuchó de la princesa decir, en un suave tono que aún retumba en sus oídos: "ah-qué-bueno-que-yo-decido-porque-quiero-que-me-compres-la-caja-de-Twilight-y-unos-libros-que-me-dejaron-en-la-escuela-para-vacaciones... ah! y tenemos-que-ir-al-cine-y-comprar-comprar-comprar-comprar.. COMPRAR!!!"... Aún no me repongo de ese trance, y ya debo meterme a bañar para ir por mi hija. Tengan todos un gran fin de semana. El mío, ya comenzó.

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