Tengo un
pólipo, sí.
Pero,
sobre todo, tengo muchos años.
Porque,
doctores, tengan tantita madre; cuando uno los visita no es por gusto, no.
Entonces, no salgan con la mamada de "a su edad..." tal cosa porque,
le juro, estoy a dos de aventarme del segundo piso del periférico... Lástima
que no auto tengo, y no puedo subir al segundo piso...
Nada,
pues. Tengo muchos años y malos hábitos para regalar.
Antes de operar
el pólipo y extirparlo, la doctora de nombre extraño me recomendó y recetó
medicamentos para LA GASTRITIS que, cabe decir, NI SABÍA QUE TENÍA!!!
Porque,
lo mío, lo mío era comer picante como si no hubiera un mañana; hacer una sola
comida al día y desayunar coca-cola zero, cigarro y café...
Pues
acaban de cortarme de tajo todos mis malos hábitos y además del medicamento,
acaban de prohibirme DETERMINANTEMENTE, los irritantes... No, no me refiero a
muchos de ustedes; me refiero a los irritantes como el Chile, los
refrescos, el cigarro y mis interminables frituras y tacos callejeros.
Y del
alcohol ni hablamos. Nada de juntarme con los Tempranitos, esa cofradía que
cada de vez en vez le rinde homenaje al dios Baco.
Antes no
me dijo que me prohóibe el consumo de mujeres, aunque irritantes, algunas, ya
no sé…
Oh, Dios,
mejor llévame ya...
Y solo
para despedirme de mi insana existencia, me refinaré 6 de suadero con
haaaaaaaaarta salsa roja.
Amiguitos,
esto, así, no es vida.
Si estoy
triste, si es mi llanto
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